Desde el confín de mi alma construyo un mundo imaginario ,en esencia poético y onírico , pero llevo como parte de mi piel , las huellas de tu nombre ,que son más que la misma realidad.
Cómo expresar su simbolismo eterno , si en tu cuerpo se quedó grabada mi búsqueda mística, mis rituales corpóreos ,mi corazón fugitivo de soledades mustias.
La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido.
Jorge Luis Borges
lunes, 28 de septiembre de 2009
jueves, 24 de septiembre de 2009
Micro tratado del tiempo, un diálogo impersonal.
El cronos se sentó junto a mí para ver pasar una tarde de septiembre.
Hoy he visto como se deshiela el tiempo entre las hojas de mis libros
Desde mi ventana puedo ver como unos niños empujan un cochecito de madera
Y mientras leo “Las Palabras” de Sartre voy quedando cautivo de su pensamiento:
“Pero los libros fueron mis pájaros y mis
nidos, mis animales domésticos, mi establo y mi campo;
la biblioteca era el mundo preso en un espejo; tenía su
espesor infinito, su variedad, su imprevisibilidad.”
No obstante el cronos me abraza susurrándome al oído
-Soy único dueño del silencio,
- no hay amo más cruel que yo
-puedo encerrar entre mis manos el pasado, el presente y el futuro de los hombres
Le contesto con audacia
-es verdad, pero entre los libros eres solo un personaje
-eres un accidente periférico de una trama finita que te condena a morir en un momento dado de la historia
-es así que tu avaricia, tu omnímoda presencia termina con la idea de un fin
-eres el tiempo pero estás muerto entre mis manos cuando escribo.
domingo, 20 de septiembre de 2009
AÑORANZA
Me quedo en la más absoluta soledad para encontrarte
Requiero de ti, para darle razón a este vacío
Anhelo asistir al encuentro con tus ojos
como los surcos secos necesitan agua en el verano
deseo encontrar la razón de esta ausencia provocada
darle sentido a la nada descifrando el significado de tus sueños (luego)
Encontrarte , encontrarme, sin decir palabra
solo el silencio hablará de coherencia por los dos (mientras nos miramos )
tu aliento de vida me dará vida
espero el día con la transparencia de tus manos solidarias
espero en aquel lugar donde la existencia se contrae en un suspiro
te añoro ...
martes, 1 de septiembre de 2009
JURAMENTO
Un día en el mes de agosto de 1993 mis labios rozaron una estela tricolor. Al cerrar mis ojos recuerdo como ayer dos años más tarde de aquel día.
Ese silencio místico de la selva amazónica se me clavó en el alma, no puedo sacar de mis recuerdos aquel hombre que se hizo mi hermano en el dolor.
Sus manos, en acto suplicante, yo no sabía que decir, estaba estupefacto .Un maldito RPG-7 (lanza- cohete) destrozó su rostro, sus heridas eran mortales.
Un viejo soldado de las Fuerzas Especiales le decía.
-Tranquilo , soy yo Nazareno (el viejo Nazita) , te vamos a sacar de este infierno , vas a ir con los tuyos .
Me quedé mirando ese cuadro y que hasta hoy no he podido olvidar, la tormenta despiadada de aquella tarde gris de enero, parecía burlarse de nuestra marcha lenta, cargábamos al herido con los hombres de mi patrulla, disponía de un soldado enfermero y una dextrosa , trastabillábamos por esa loma entre el fango y las raíces cual navajas desafiantes, el fuego enemigo que acompañaba la borrasca se confundía con luces destellantes.
No sé porque razón una paz extraña me invadía en aquel instante, pero igual llevaba mi materia asmática y mi mochila de combate a cuestas como una cruz.
Al siguiente día tan pronto como apareció la claridad, nuestro hermano nos dejaba para siempre, y lo enterramos allí, entre el canto de las aves del valle selvático y nuestro sentimiento inclaudicable de seguir por él , de seguir por todos, por aquellos que en esa Plaza Grande donde nació la libertad de nuestra América Mestiza gritaban “Ni un paso atrás”
Cuando niño siempre me había preguntado cómo sería estar allí, en ese Campo de Marte (Dios de la Guerra), por alguna extraña razón el destino o la providencia me permitió vivir e aquella “demencia bestial” como decía da Vinci.
Hoy puedo decir con toda seguridad que lo que más amo en este mundo es la paz, y amo a todos los pueblos de la América Latina porque somos hijos de una misma tierra, solo que me quedé con un sabor amargo al saber que esa sangre vertida únicamente germinó un acuerdo que nos arrancó una parte de nuestra propia vida.
Ese silencio místico de la selva amazónica se me clavó en el alma, no puedo sacar de mis recuerdos aquel hombre que se hizo mi hermano en el dolor.
Sus manos, en acto suplicante, yo no sabía que decir, estaba estupefacto .Un maldito RPG-7 (lanza- cohete) destrozó su rostro, sus heridas eran mortales.
Un viejo soldado de las Fuerzas Especiales le decía.
-Tranquilo , soy yo Nazareno (el viejo Nazita) , te vamos a sacar de este infierno , vas a ir con los tuyos .
Me quedé mirando ese cuadro y que hasta hoy no he podido olvidar, la tormenta despiadada de aquella tarde gris de enero, parecía burlarse de nuestra marcha lenta, cargábamos al herido con los hombres de mi patrulla, disponía de un soldado enfermero y una dextrosa , trastabillábamos por esa loma entre el fango y las raíces cual navajas desafiantes, el fuego enemigo que acompañaba la borrasca se confundía con luces destellantes.
No sé porque razón una paz extraña me invadía en aquel instante, pero igual llevaba mi materia asmática y mi mochila de combate a cuestas como una cruz.
Al siguiente día tan pronto como apareció la claridad, nuestro hermano nos dejaba para siempre, y lo enterramos allí, entre el canto de las aves del valle selvático y nuestro sentimiento inclaudicable de seguir por él , de seguir por todos, por aquellos que en esa Plaza Grande donde nació la libertad de nuestra América Mestiza gritaban “Ni un paso atrás”
Cuando niño siempre me había preguntado cómo sería estar allí, en ese Campo de Marte (Dios de la Guerra), por alguna extraña razón el destino o la providencia me permitió vivir e aquella “demencia bestial” como decía da Vinci.
Hoy puedo decir con toda seguridad que lo que más amo en este mundo es la paz, y amo a todos los pueblos de la América Latina porque somos hijos de una misma tierra, solo que me quedé con un sabor amargo al saber que esa sangre vertida únicamente germinó un acuerdo que nos arrancó una parte de nuestra propia vida.
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